Podemos intentar crear burbujas (no inmobiliarias) para aislarnos. Podemos intentar vivir dentro de ellas y no dejar que nos afecte el exterior. Pero son tan frágiles las burbujas... Es tán fácil hacerlas estallar...
me duele el mundo aquí, cerca del pecho
Es un dolor tenaz, como un ahogo
que me aprieta el aliento;
no puedo respirar, apenas puedo
aceptar que respiro cuando tengo
dolorido mi pecho por el dolor del mundo.
Porque, a decir verdad,
me duele el mundo entero:
el occidente, amargo como un caballo cojo,
el oriente que funde tras un velo
la oscura indecisión de sus facciones.
Me duele el norte impúdico,
me duele el sur desértico.
Me duelen los asientos de primera
y las zanjas de metro ochenta y cinco
y la tierra que piso y que tirita
y que estrecha y parcela
en mundos pequeñitos
el corazón del hombre.
Me duele el mundo aquí, cerca del pecho.
Y me duelen los ojos enormes de los niños
y la boca apretada de los viejos
y el rumbo impredecible
de un cadáver en medio del océano.
Me duele el mundo aquí, cerca del pecho.
Es un dolor extraño y somnoliento,
como un gato que sangra
en mitad de la noche,
como la soledad
que guarda en su interior
un ataúd vacío,
como el peso violento,
amargo y caprichoso del silencio.
que me aprieta el aliento;
no puedo respirar, apenas puedo
aceptar que respiro cuando tengo
dolorido mi pecho por el dolor del mundo.
Porque, a decir verdad,
me duele el mundo entero:
el occidente, amargo como un caballo cojo,
el oriente que funde tras un velo
la oscura indecisión de sus facciones.
Me duele el norte impúdico,
me duele el sur desértico.
Me duelen los asientos de primera
y las zanjas de metro ochenta y cinco
y la tierra que piso y que tirita
y que estrecha y parcela
en mundos pequeñitos
el corazón del hombre.
Me duele el mundo aquí, cerca del pecho.
Y me duelen los ojos enormes de los niños
y la boca apretada de los viejos
y el rumbo impredecible
de un cadáver en medio del océano.
Me duele el mundo aquí, cerca del pecho.
Es un dolor extraño y somnoliento,
como un gato que sangra
en mitad de la noche,
como la soledad
que guarda en su interior
un ataúd vacío,
como el peso violento,
amargo y caprichoso del silencio.
Julio Rodríguez
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada