Cada poema es único. en cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. cada lector busca algo en el poema. y no es insólito que lo encuentre: ya lo llevaba dentro. (Octavio Paz)
Hoy es el día mundial de la poesía. He intentado seleccionar una en especial para este día. No he podido. Las que descartase para quedarme con una sola vendrían luego a reclamarme su protagonismo. Sería injusto.
Sí un recuedo en este rincón a todos los poetas que han desfilado por aquí. A todos y cada uno de los que han sabido crear un mundo en el que refugiarse.
Alfonsina Storni
Ana Ajmatova
Ana María Rodas
Ángel González
Ángela Figuera Aymerich
Anna Maria Moix
Antonin Artaud
Antonio Delgado
Antonio Machado
Arthur Rimbaud
Blanca Wiethuchter
Blas de Otero
Carles Barral
Carlos Edmundo de Ory
Cesar Pavese
César Vallejo
Chantal Maillard
Claudio Rodríguez
Dante Alighieri
Delmira Agustini
Dionisio Ridruejo
Eduardo Galeano
Eduardo Lizalde
Eladio Cabañero
Emilio Prados
Federico García Lorca
Félix Grande
Florentino Huerga
Francisco de Quevedo
Gabriel Celaya
George Moustaki
Gioconda Belli
Gloria Fuertes
Ingeborg Bachamann
Jaime Gil de Biedma
Jaime Sabines
Jesús Aguado
Joan Manuel Serrat
Joan Margarit
Joan Salvat Papasseit
Jonio González
Jorge Guillén
Jorge Luis Borges
Jorge Riechmann
José Agustín Goytisolo
José Ángel Valente
José de Zorrilla
José Hierro
José Manuel Caballero Bonald
Juan Eduardo Cirlot
Juan Gelman
Juan Luis Panero
Julia Uceda
Julio Cortázar
Julio Rodríguez
Konstantino Kavafis
León Felipe
Leonard Cohen
Lina Zerón
Lindsay Kemp
Luis Cernuda
Luis Eduardo Aute
Luis García Montero
Luisa Futoransky
Manuel Altolaguirre
Manuel Vázquez Montalbán
María Elena Walsh
María Zambrano
Mario Benedetti
Max Aub
Meira Delmar
Miguel de Unamuno
Miguel Hernández
Miquel Martí i Pol
Nicanor Parra
Nicolás Guillén
Octavio Paz
Oliverio Girondo
Pablo Neruda
Paul Éluard
Pedro Salinas
Rafael Alberti
Rainer Maria Rilke
Ramón María del Valle-Inclán
René Char
Rubén Darío
Rubén García Cebollero
Stéphan Mallarmé
Tomás Segovia
Vicente Aleixandre
Walt Whitman
Wislawa Szymborska
Llamo a los poetas
Miguel Hernández. España, 1939.
De El hombre acecha.Entre todos vosotros, con Vicente Aleixandre
y con Pablo Neruda tomo silla en la tierra:
tal vez porque he sentido su corazón cercano
cerca de mí, casi rozando el mío.
Con ellos me he sentido más arraigado y hondo,
y además menos solo. Ya vosotros sabéis
lo solo que yo voy, por qué voy yo tan solo.
Andando voy, tan solos yo y mi sombra.
Alberti, Altolaguirre, Cernuda, Prados, Garfias,
Machado, Juan Ramón, León Felipe, Aparicio,
Oliver, Plaja, hablemos de aquello a que aspiramos:
por lo que enloquecemos lentamente.
Hablemos del trabajo, del amor sobre todo,
donde la telaraña y el alacrán no habitan.
Hoy quiero abandonarme tratando con vosotros
de la buena semilla de la tierra.
Dejemos el museo, la biblioteca, el aula
sin emoción, sin tierra, glacial, para otro tiempo.
Ya sé que en esos sitios tiritará mañana
mi corazón helado en varios tomos.
Quitémonos el pavo real y suficiente,
la palabra con toga, la pantera de acechos.
Vamos a hablar del día, de la emoción del día.
Abandonemos la solemnidad.
Así: sin esa barba postiza, ni esa cita
que la insolencia pone bajo nuestra nariz,
hablaremos unidos, comprendidos, sentados,
de las cosas del mundo frente al hombre.
Así descenderemos de nuestro pedestal,
de nuestra pobre estatua. Y a cantar entraremos
a una bodega, a un pecho, o al fondo de la tierra,
sin el brillo del lente polvoriento.
Ahí está Federico: sentémonos al pie
de su herida, debajo del chorro asesinado,
que quiero contener como si fuera mío,
y salta, y no se acalla entre las fuentes.
Siempre fuimos nosotros sembradores de sangre.
Por eso nos sentimos semejantes del trigo.
No reposamos nunca, y eso es lo que hace el sol,
y la familia del enamorado.
Siendo de esa familia, somos la sal del aire.
Tan sensibles al clima como la misma sal,
una racha de otoño nos deja moribundos
sobre la huella de los sepultados.
Eso sí: somos algo. Nuestros cinco sentidos
en todo arraigan, piden posesión y locura.
Agredimos al tiempo con la feliz cigarra,
con el terrestre sueño que alentamos.
Hablemos, Federico, Vicente, Pablo, Antonio,
Luis, Juan Ramón, Emilio, Manolo, Rafael,
Arturo, Pedro, Juan, Antonio, León Felipe.
Hablemos sobre el vino y la cosecha.
Si queréis, nadaremos antes en esa alberca,
en ese mar que anhela transparentar los cuerpos.
Veré si hablamos luego con la verdad del agua,
que aclara el labio de los que han mentido.
Gracias a todos los que están y a los que estarán sin duda a medida que vaya necesitando de sus palabras.
gracias poetas
ResponEliminagracias Marisol por recordárnoslos