Hace ya más de dos años un entonces cliente y todavía amigo me comentó, en una de las paradas que solía hacer en el Vailima, que se le había ocurrido pedir a sus amigos en Facebook que le enviaran fotografías a las que dedicaría un poema. No pude resistir la tentación de hacerle llegar una. Y durante las siguientes semanas tuve la oportunidad de comentar con él algunos de esos poemas que nacieron entre estación y estación y entre lumbalgia y lumbalgia.
Gracias Rubén por obsequiarnos con este poemario collage fruto de la unión de aquellas imágenes y tu sensibilidad.
A Marisol
(Bajo el cielo fugaz)
Atardece en los tejados de Marruecos.
Doblan la esquina de una calle
las ruedas de una bicicleta
que celebra la arenosa llegada de la tarde.
Todo desaparece a su debido tiempo.
Y no hay pesar que pese más que el viaje
que seguimos rodando cuando cierras la puerta
y se abre una ventana hacia otra parte.
Te atienes. Te esfuerzas. Te concentras
para que la belleza del callejón esquivo
no sea otra película de las que sin darte cuenta
apenas se evaporan imbuidas de olvido.
Nunca nos despedimos de un paisaje.
Erosionadas piedras que cantan la belleza
de todas las edades que guarda nuestra sangre,
la evanescente luz que la memoria encierra.
Echo de menos esas visitas de amigos como Rubén y Rox. Aunque no sé si a día de hoy le queda mucho tiempo que dedicar a ver películas, liado como está en hacerlas.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada