No me cuesta nada despedirme de este año que se nos va. Ha sido malo en casi todo. Decepcionante en lo personal y en lo colectivo. Y, según las previsiones, parece que el que estamos a punto de estrenar puede hacer bueno a 2012. Quién sabe... No podemos cada uno de nosotros cambiar demasiado las cosas. No en lo económico. No en lo político. Pero sí podemos escoger de qué modo vamos a encararlas. Desde qué orilla. Con qué compañía.
Que el frío y duro presente no nos impida ver más allá. Porque ese horizonte es el que debemos tener como meta. |
Por muchas nubes negras que se empeñen en ocultarlo, el sol va a seguir estando ahí. Y vamos a luchar por seguir disfrutándolo.
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Disfrutando de los nuestros, de los que nos quieren, de los que necesitamos. |
Valorando lo importante, lo sencillo |
Manteniendo entre todos ese fuego encendido. Esas ganas de luchar por lo nuestro. Por lo que tanto nos ha costado conseguir y que no vamos a dejar que nos arrebaten.
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Porque lo importante no nos lo pueden quitar por más que quieran. Tenemos el eco de los poetas grabado a fuego y vamos a seguir defendiendo la alegría, mal que les pese a los que nos quieren felizmente aborregados.
Y mañana... mañana será otro día, mañana será otro año.
Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Pero tú permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde.
!Mañana! Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.
Á. G.