Llevo ya diez o doce entradas a mi cuenta bancaria en lo que va de mañana. Y no, aún no me han ingresado la nómina. Qué agotador es vivir siempre pendiente del vil metal. Eso no les pasa a los que disponen de él, pero es lo que nos toca a los que nunca lo vemos. Porque es evidente para cualquiera que no puedo demorar más la visita al dentista; para que me haga un apaño -no nos engañemos-; probablemente pasemos a la dentadura de mesita de noche, pero claro... los implantes son tan caros. Así que... acojonada por el dolor físico y por el económico. Y con cargo de conciencia porque la boca de Antonio necesita también un arreglo urgente, porque Paula debería sacarse el carnet de conducir o matricularse en algúna escuela de cine el próximo año, porque Helena necesita gafas nuevas, porque...
En fin, preparada para enfrentarme a mi dentista esta tarde. O no...
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada