Y mientras este mundo real que nos rodea se va haciendo cada vez más y más inhóspito, más y más tétrico y gris, buscaremos en el mundo mágico de hadas y gnomos. Buscaremos un bosque encantado al que no va a faltarle el color y en el que todos los cuentos serán por nosotros contados. Sabiendo que son cuentos, historias mágicas para deleitar los sentidos y hacer volar la imaginación, no burdas historias para hipnotizar a idiotas.
Oculto en una pequeña aldea de Victoria en Marysville, sudeste de Australia, se encuentra un mundo mágico donde el escultor Bruno Torfs lleva 25 años contribuyendo con su obra a combinar la belleza de su arte con la belleza de la naturaleza que lo rodea.
(Gracias a Luis y Mila)
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