Si fuera un barco de turistas ingleses o alemanes o franceses, o... la noticia estaría ocupando portadas de periódicos, se habría cortado la emisión de las cadenas de tv para darle paso, sabríamos los nombres de las víctimas, su procedencia, el motivo del viaje... incluso qué cereales preferían en el desayuno. Pero es sólo un barco de inmigrantes, personas invisibles que huyen del horror hacia un mundo ficticio que les recibe con toda la crueldad de la que es capaz una sociedad indiferente.
¿Cuántos más tendrán que morir para que les prestemos atención? ¿Cuántos más para que se intente buscar soluciones?
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/10/03/actualidad/1380791363_913633.html
Un barco con alrededor de 500 inmigrantes a bordo se ha incendiado y naufragado esta madrugada a media milla de la isla de los Conejos, en Lampedusa, y según el diario italiano la Repubblica ya se habrían contabilizado 93 personas fallecidas y 300 desaparecidos, entre ellas una mujer embarazada y dos niños. El rescate, en el que participan barcos pesqueros y patrulleras de las guardias Costera y de Finanzas, ha logrado rescatar con vida a 150 inmigrantes, pero varias decenas aún continúan en el agua. La morgue de Lampedusa está saturada y los cadáveres están siendo trasladados a los hangares del aeropuerto. La agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha confirmado que la embarcación procedía de Libia y que se incenció a media milla de la costa. Las palabras de la alcaldesa, Giuse Nicolini, dan idea de la magnitud de la tragedia: "Es un horror. Hay cadáveres por todos lados".
La alarma fue dada por dos pesqueros que faenaban en una zona especialmente transitada por los traficantes de hombres, que estos días aceleran su negocio antes de la llegada del mal tiempo. Solo unas horas antes había arribado otro barco con 463 personas a bordo --que fueron trasladas a un centro de internamiento ya abarrotado por 700 inmigrantes-- y, el lunes 30 de septiembre, 13 eritreos se ahogaron a unos metros de la costa de Sampieri, en Sicilia, después de que fuesen arrojados al mar desde la embarcación con la que intentaban entrar en Europa. Sus cuerpos, cubiertos con sábanas, quedaron tendidos en la playa, para escarnio de quienes no terminan de atajar una tragedia que, cada año, acaba con la vida de centenares de personas. Se calcula que desde 1990 han perdido la vida 8.000 personas en el Canal de Sicilia. De ellos, 2.700 durante 2011, coincidiendo con el conflicto de Libia.
"Sólo me viene la palabra vergüenza, es una vergüenza", así se ha referido al naufragio el papa Francisco tras conocer la magnitud de la tragedia. "Hablando de crisis, hablando de la inhumana crisis económica mundial, que es un síntoma grande de la falta de respeto por el hombre, no puedo dejar de recordar con gran dolor las numerosas víctimas del enésimo trágico naufragio ocurrido hoy cerca de Lampedusa", ha añadido el pontífice.
Ante la gravedad de la situación y la falta de soluciones, el papa Francisco eligió la isla de Lampedusa, a 205 kilómetros de Sicilia y a 113 de las costas de África, para realizar un llamamiento contra "la globalización de la indiferencia". Jorge Mario Bergoglio se preguntó: "¿Quién de nosotros ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas, de todos aquellos que viajaban sobre las barcas, por las jóvenes madres que llevaban a sus hijos, por estos hombres que buscaban cualquier cosa para mantener a sus familias? Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto. La ilusión por lo insignificante, por lo provisional, nos lleva hacia la indiferencia hacia los otros, nos lleva a la globalización de la indiferencia".
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