divendres, 10 de juny del 2011

CAOS MENTAL



No creo que nadie sepa con seguridad si el arranque de lo que hemos estado viendo en nuestras plazas ha sido espontáneo o dirigido. Ni qué tipo de relación tienen las acampadas con el movimiento DRY. Sea como fuere, muchas desesperaciones e indignaciones han visto un canal en el que expresarse, quejarse, encontrarse, ilusionarse, proponer... Eso tiene su parte positiva, puesto que hemos constatado que la sociedad no estaba tan dormida como creíamos. Hasta dónde se llegará con todo esto?... quién sabe...
Pero, salvando a los ciudadanos que han puesto en este...cómo llamarlo?... movimiento?... revolución?... aviso?..., toda su buena voluntad y muchas de sus esperanzas, sigo sin tener claro si va a ser algo positivo.
Quizá es cierto que no tengo asumida la nueva visión, que sigo anclada a antiguos conceptos. Es probable. Y desde esos conceptos quizá obsoletos, veo que una forma de entender la política que me repugna -la de la derecha- se ha hecho dueña y señora de la inmensa mayoría de instituciones de las que, por el momento, siguen gobernando. El otro partido mayoritario navega aún sin rumbo tras la debacle que le han supuesto las elecciones; sigue sin recoger de manera clara las consignas que la ciudadanía le lanza y sigue practicando políticas que no hacen honor a sus siglas ni justicia a sus votantes. Dicho esto, no soy tan ingenua para no saber que el ejercicio del poder obliga en ocasiones a actuaciones poco populares. Veo también a otro partido de izquierda apuntándose al carro del 15M y llenándose la boca de "somos de los suyos", pero pactando en ayuntamientos y comunidades con sus "teóricos antagonistas" para evitar que gobiernen sus "verdaderos contrincantes". Veo unos sindicatos perdiendo su razón de ser en intrincadas fidelidades traicionadas.
Había razones para reclamar una auténtica democracia, una actuación política honesta que hiciera frente a la dictadura del poder económico. Pero, desde mi visión anticuada y quizá caduca creo que es muy posible que se haya perdido una gran oportunidad de llevarlo a cabo. No creo que se pueda pedir democracia rompiendo la baraja de algo que costó mucho conseguir. Será otra cosa lo que se reclame, pero no democracia.
Miedo me da ver de qué manera se ataca a los sindicatos en lugar de trabajar con ellos y reclamar que retomen el papel que les pertenece. Miedo me da ese ataque a la “política” cuando todo es política –también lo que se hace en las plazas-.
Quizá es que los tiempos de crisis traen estos caos. Quizá es que hay demasiado bombardeo de informaciones. Quizá es que una está ya muy mayor y ha visto demasiadas cosas...Pero esto empieza a parecerme aquel circo de La vida de Brian en que se discutía fervorosamente mientras crucificaban al chico de la película.
Lo que sí sigo teniendo claro es que no todo es igual, no todos son iguales... ni mucho menos

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